Josefina Plaza Ortiz nace el 13 de diciembre de 1949 en Corral de Almaguer (Toledo) y es, ante todo, una apasionada de la pintura y del arte, a cuya investigación y creación artística ha dedicado gran parte de su vida, intentando transmitir todo esto a los niños, en los distintos centros en los que ha sido profesora.
Quiso empezar sus exposiciones en su tierra natal, siendo una importante aportación cultural para su pueblo. Piensa que el verdadero arte debe llegar a todos y la opinión de los niños y de la gente sencilla, tiene para ella un gran valor. Quiere que sus cuadros resulten agradables y transmitan paz y esperanza a quienes los contemplen.
A lo largo de su evolución pictórica refiere haber atravesado una primera etapa que ella denomina detallista, en la que realiza algunas copias de El Greco, para pasar posteriormente durante su época de estudiante a un estilo radicalmente opuesto, el estilo abstracto.
Posteriormente y como fusión de las anteriores etapas, comenzó con una pintura principalmente figurativa, con pequeñas incursiones en lo abstracto, dando una visión particular del mundo que la rodeaba.
Sus temas preferidos: los paisajes naturales y los detalles de pueblos sencillos, quizá tratando de alejar el sentimiento de agobio que produce hoy la gran ciudad. Una característica fundamental de esta etapa es la mezcla de colores tal y como nos los ofrece la Naturaleza. Son muchos los viajeros que a lo largo de la Historia se han sentido atraídos por el paisaje castellano-manchego, un paisaje amplio y dilatado; pleno de luminosidad y cuajado de matices cromáticos que anuncian el cambio de las estaciones.
Sus herramientas: el óleo sobre lienzo con espátula y pincel, mezclando a veces elementos naturales como ramas, arena, hojas secas, etc. En un mundo complicado, ella siempre apuesta por la sencillez profunda de lo natural.
Sus cuadros son reflejo de su apasionado sentimiento de la naturaleza, de una urgencia interior por captar, al menos por un instante, una realidad que, aunque aparentemente invariable, es percibida como algo en constante transformación. Su inquietud por plasmar del mejor modo posible esos sentimientos desembocó en un trabajo intenso con la acuarela, donde predominó por encima sus representaciones de flores.
Actualmente trata de expresar mediante “la estampa” algo que no podía conseguir con el óleo o la acuarela. Así lo expresa ella: “El grabado es una técnica que engloba a su vez otras muchas, cada vez mas variadas, y que ofrece al artista miles de posibilidades de expresión y comunicación.”
Aunque el grabado se utiliza fundamentalmente para reproducir varios ejemplares de un original, Josefina Plaza únicamente realiza monotipos, es decir, grabados únicos.
Así nos presenta ella sus obras actuales:
‘El círculo’, con él intento dar respuesta al gran enigma de la vida. El círculo es para mí un punto importante en el espacio; es Epicentro y es Hipocentro; origen de los seísmos; puede representar lo vivo y lo no-vivo; es también la tendencia a la perfección en si; representa a Dios, al Universo, al Infinito; es núcleo central, agujero negro. También quiero representar en esta serie el movimiento, como cambio; las ideas múltiples y confusas; la búsqueda de la luz en la confusión; el intercambio; la variedad; la reconciliación con el Cosmos. El círculo es para mí algo perfecto.